sábado, 14 de mayo de 2011

Centro Comercial Textil "Avellaneda"

Ubicada en los barrios de Floresta-Flores, "La Calle de la Ropa", como se la conoce popularmente, se extiende a lo largo de 12 cuadras sobre la avenida Avellaneda y paralelas, y a lo ancho desde la calle Bacacay hasta Felipe Vallese.

Este verdadero "Mega-Centro" comercial textil ha ido creciendo en los últimos 20 años, de manera ininterrumpida, hoy día cuenta con más de 1600 local de ropa, paseos de compras, casas de comidas, un verdadero "Mall" al aire libre.
El epicentro de la actividad se encuentra en la intersección de las avenidas Avellaneda y Nazca.
En sus comienzos, pequeños productores textiles montaban sus locales de ropa con marcas nuevas, a precios económicos y por mayor, muchas de esas marcas hoy se ven a lo largo de la avenida Córdoba (Palermo) y tienen presencia en casi todos los shoppings.
Todos los días, decenas de miles de personas desde todos los puntos del país, visitan el centro comercial en busca de "buenos precios y "buena calidad" en los productos.
Parte del éxito de este centro comercial se debe a su fácil acceso desde cualquier punto, pudiendo acceder desde múltiples líneas de colectivo, tren y próximamente subte línea A.

Horarios:

Lunes a viernes de 8.30 a 19hs
Sábados de 9 a 14 hs

Como llegar>

Avellaneda, la calle de la ropa que mezcla Once y La Salada

La Razon online, 31 de enero de 2011


Justo en el límite entre Flores y Floresta, este polo textil compite fuerte con las grandes ferias. Ya hay más de 1.600 locales que apuntan a un público que no busca marca, sino precio. Alquileres, como en las mejores zonas.

El centro comercial de la avenida Avellaneda crece sin parar. Bah, de hecho poco quedó de ese grupo de negocios que se instalaron hace décadas en un tramo de Avellaneda entre Nazca y Cuenca. Hoy, el boom de la ropa y los precios realmente de oferta hicieron de este espacio una mega feria comercial que compite fuerte con Once e incluso La Salada.

Los tentáculos del consumo extendieron las vidrieras a calles como Campana, Concordia, Bogotá, Lamarca, Morón y Aranguren, entre otras. Y llevaron los precios de los alquileres a valores incluso más caros que los que se pagan en las mejores avenidas de la Ciudad. Las inmobiliarias que conocen la zona destacan que el nivel de ocupación es de 100% y que hay lista de espera de comerciantes ansiosos por encontrar su lugar. Claro, el valor de la llave cuesta 200 mil dólares promedio, más allá del precio de la locación. Según cifras de la zona, allí ya hay instalados más de 1.600 locales.

Pero la rentabilidad es muy alta. Lugar liderado comercialmente por empresarios de las colectividades coreana y boliviana, tuvo una explosión en los últimos años. De lunes a viernes, los negocios venden al por mayor a revendedores y pequeños comerciantes de otros polos textiles (en general más de cuatro o cinco unidades por prenda). Y los sábados se produce la explosión minorista. A diferencia de otros lugares, el dinero en efectivo es la estrella del polo textil. Todo cash. Es difícil encontrar comercios que acepten tarjetas o que, con el dinero plástico, mantengan los precios de oferta.

En este punto, los valores son muy diferentes a los que suelen verse en cualquier negocio. En Avellaneda, se puede conseguir un jean por $50, remeras desde los $10 y vestidos por sólo $30 y $40. Como para no caer en la tentación...

La avenida de las ofertas que no para de crecer

Diario Clarin, 29 de marzo de 2003


Entre los barrios de Flores y Floresta, la avenida Avellaneda no para de crecer. "La calle de la ropa" —como la llaman los vecinos— se sigue "estirando". Hace cuatro años, los locales se agrupaban a lo largo de 5 cuadras. Ahora ocupan 10 y van por más. Desde Terrada hasta Joaquín V. González se ofrece ropa de mujer, de niños, de hombres, uniformes escolares y lencería a precios de fábrica. Además, el paseo de compras ya se extendió a otras calles vecinas a la avenida Avellaneda. En total, hay más de mil locales.

El movimiento comercial es tan intenso que el tránsito se convirtió en un caos. Sobre todo en la calle Aranguren, la paralela a Avellaneda, que reúne a fabricantes y mayoristas. A toda hora hay camiones que descargan mercadería y encontrar un hueco para estacionar el auto es un verdadero milagro en estas veredas donde la gente va de compras con changuitos o valijas con rueditas.

Para organizar el recorrido y no marearse en el intento, conviene tener en cuenta algunos datos. Como siempre fue una zona mayorista, muchos negocios conservan todavía el cartel "Sólo ventas por mayor". Pero el 80 % suele abrir las puertas a clientes minoristas. Y hasta les ofrecen precios especiales por compras de seis prendas después del mediodía. Este es el mejor momento para ir, ya que la "ola" de gente que llega en micros desde el interior está pegando la vuelta. Los viernes y sábados (hasta las 14), en cambio, están dedicados especialmente para los que sólo quieren uno o dos artículos.

Si bien no hay negocios agrupados por rubros, es bueno saber que la ropa para jóvenes y adolescentes se concentra en la calle Helguera, entre Aranguren y Bogotá. Aquí los jeans se consiguen por $ 30 y las polleras de corderoy por $ 25. Los negocios que venden ropa de bebés, mayoritariamente se ubican sobre Avellaneda, entre el 3200 y el 3300, y sobre Aranguren al 3300. Los vestidos de fiesta se exhiben sobre Avellaneda al 2900.

Para evitar dar vueltas por la zona con el auto y perder tiempo, los estacionamientos ($2 la hora) están en Campana y Aranguren; Concordia y Avellaneda; y Bogotá y Cuenca. La revista Oportunidades, una guía completa con las ofertas de la zona, se obtiene gratuitamente en la mayoría de los locales.

"Yo siempre hago mis compras acá: me conviene por el precio. Esta es buena época para conseguir la ropa del colegio y de gimnasia", dice Marisa Díaz, una vecina de Colegiales, mamá de cuatro chicos. Calculadora en mano, se decide por varios pantalones jogging y buzos polares. "Ahora que llega el invierno resuelvo ocho prendas indispensables con $ 90. Y como los cuellos de pólar están baratos ( a $1,50) completo el equipo. No está mal"

Susana Cosentini, también saca cuentas, pero para abastecer a casi todo un barrio. Vive en Pehuajó y viaja una vez por mes con su valija de rueditas a cuestas. Camina ida y vuelta las 10 cuadras de la avenida y se lleva lo que sus clientas se probarán en el living de su casa. Elige varios sacos de lana con botones por $ 14.90, camisetas estampadas por $ 11 y carteras de cuero ecológico por $ 4.

"Es más ordenado y más limpio que el Once", señala Lidia Pini, una recepcionista que acostumbraba hacer sus compras allí. A su lado, una mujer coqueta comenta que hace un tiempo solía recorrer los shoppings, pero "ahora todo está carísimo. Acá encuentro lo mismo a un 50 % más barato", dice frente a una casa de lencería erótica, ubicada sobre la calle Concordia.

"La gente se empezó a dar cuenta que en esta zona se consiguen mejores precio. Además, en diez cuadras encuentran de todo", se agranda Fabio Korenblau, el dueño de un local de bijouterie que hace 11 años importaba la mayoría de sus productos y hoy se anima a fabricar.

El dato no es menor. La industria textil nacional fue una de las que más creció en los últimos meses debido al proceso de sustitución de importaciones. "Hay reactivación, lo que falta es inversión industrial", agrega Korenblau, que vende bufandas por $ 3, aros por $ 1,50 y fajas elásticas por $ 2,50. Como en los buenos viejos tiempos, en varias vidrieras ya aparecen cartelitos donde se puede leer: "Se necesita tallerista", "Se necesita bordadora", "Se necesita vendedora con experiencia".

Yomi Martin es una de las tantas integrantes de la comunidad coreana que se instaló en el barrio hace 20 años. Se casó con un argentino y tiene una fábrica de suéteres donde trabaja toda su familia. "Acá está el centro de producción textil más grande del país, de donde sale ropa hacia los principales puntos de venta". "Es la avenida de las ofertas", coinciden los comerciantes. Para encontrarlas sólo hay que caminar, revolver y saber elegir.